¿Por qué más es menos?
¿Por qué más es menos?
En su libro "Por qué más es menos", Barry Schwartz nos explica como la dramática explosión de la oferta de productos y servicios se ha convertido en un problema en lugar de una solución en nuestras vidas. Nuestra libertad de poder elegir lo que queremos y la cual celebramos y buscamos, se vuelve contra nuestro propio bienestar psíquico y emocional.
Ante este panorama se supone que una mayor oferta implica disponer de mejores opciones y mayor satisfacción para el consumidor, pero cuidado, pues todo depende del tamaño de esa oferta de productos y servicios.
El exceso de oferta puede hacer que nos planteemos las decisiones antes de tener que tomarlas, puede crear expectativas poco realistas y puede hacer que nos culpemos por algún error cometido o por todos a la hora de comprar.
A largo plazo, esta situación puede bloquearnos en la toma de decisiones, o causarnos ansiedad y estrés crónico. Y en una cultura en la que no hay excusas para no ser perfectos, cuando las posibilidades de elegir son ilimitadas, un exceso de opciones puede conducir a la depresión clínica.
Desde comprar leche (entera, desnatada, semidesnatada, ecológica, con fibra, con magnesio, con Omega 3), ropa, productos de limpieza, hasta un coche, las decisiones cotidianas se han vuelto extraordinariamente complejas debido a la abrumadora cantidad de opciones que se nos presentan.
The 200 Daily Food Decisions We Overlook", se encuestaron a miembros del personal y estudiantes para calcular la cantidad de elecciones alimenticias que realizaban cada día: una persona promedio toma 200 decisiones al día tan sólo en lo que respecta a comida. Algunos investigadores han estimado que un adulto toma un total de 35.000 decisiones conscientes cada día.
La parálisis es la consecuencia de tener que realizar una elección entre múltiples opciones, en algunos casos lo vamos posponiendo y nunca realizamos dicha elección. En el supuesto que logremos vencer la parálisis de tomar la decisión, terminaremos menos satisfechos con el resultado de la elección. ¿Por qué? Con todas esas opciones disponibles nuestras expectativas aumentan y consideramos que por tanto una de ellas será perfecta, así que cuando elegimos pensamos que lo hicimos bien pero la elección no fue perfecta y por eso al final nos sentimos mal.
Cuando tomas una decisión de consumo entre pocas alternativas te sientes mejor que cuando la elección la tienes que realizar entre múltiples opciones.
Barry Schwartz nos hace cuatro recomendaciones para ser más felices a la hora de elegir:
Te invito a ver la charla de Barry Schwartz sobre la paradoja de la elección aquí
La abundancia es tan mala como la carencia
Provengo de un país, donde la experiencia de compra de cualquier producto o servicio genera una angustia terrible porque no consigues absolutamente nada, y en productos básicos alimenticios esta sensación se transforma en miedo e impotencia a no tener que comer en un determinado momento.Ante este panorama se supone que una mayor oferta implica disponer de mejores opciones y mayor satisfacción para el consumidor, pero cuidado, pues todo depende del tamaño de esa oferta de productos y servicios.
El exceso de oferta puede hacer que nos planteemos las decisiones antes de tener que tomarlas, puede crear expectativas poco realistas y puede hacer que nos culpemos por algún error cometido o por todos a la hora de comprar.
A largo plazo, esta situación puede bloquearnos en la toma de decisiones, o causarnos ansiedad y estrés crónico. Y en una cultura en la que no hay excusas para no ser perfectos, cuando las posibilidades de elegir son ilimitadas, un exceso de opciones puede conducir a la depresión clínica.
Desde comprar leche (entera, desnatada, semidesnatada, ecológica, con fibra, con magnesio, con Omega 3), ropa, productos de limpieza, hasta un coche, las decisiones cotidianas se han vuelto extraordinariamente complejas debido a la abrumadora cantidad de opciones que se nos presentan.
Comprar por impulso vs. comprar por necesidad
Algunos consumidores compran porque se sienten impulsados a hacerlo y no porque ir de compras sea una tarea funcional o placentera. El consumo desenfrenado trastorna la conducta, deprime y genera culpa. Estas personas utilizan el consumo como un antídoto para la tensión, ansiedad, depresión o aburrimiento. El consumidor no tiene ningún control sobre el consumo, por el contrario son los productos los que controlan al consumidor.La paradoja de la elección
En un estudio de la Universidad de Cornell "Mindless EatingThe 200 Daily Food Decisions We Overlook", se encuestaron a miembros del personal y estudiantes para calcular la cantidad de elecciones alimenticias que realizaban cada día: una persona promedio toma 200 decisiones al día tan sólo en lo que respecta a comida. Algunos investigadores han estimado que un adulto toma un total de 35.000 decisiones conscientes cada día.
La parálisis es la consecuencia de tener que realizar una elección entre múltiples opciones, en algunos casos lo vamos posponiendo y nunca realizamos dicha elección. En el supuesto que logremos vencer la parálisis de tomar la decisión, terminaremos menos satisfechos con el resultado de la elección. ¿Por qué? Con todas esas opciones disponibles nuestras expectativas aumentan y consideramos que por tanto una de ellas será perfecta, así que cuando elegimos pensamos que lo hicimos bien pero la elección no fue perfecta y por eso al final nos sentimos mal.
¿Como somos más felices?
El secreto de la felicidad es tener bajas expectativas (The secret to happiness is low expectations)Cuando tomas una decisión de consumo entre pocas alternativas te sientes mejor que cuando la elección la tienes que realizar entre múltiples opciones.
Barry Schwartz nos hace cuatro recomendaciones para ser más felices a la hora de elegir:
- Asumir que "lo que está bien, está bien": recordemos que "lo mejor es enemigo de lo bueno". Buscar la opción óptima significa que tenemos que evaluar todas las opciones, lo cual se puede convertir en un proceso frustrante y agotador. Es mejor conformamos con una opción que se ajuste más o menos a nuestras expectativas, así nuestra vida será más sencilla y gratificante.
- Aprender cuándo hay que delegar en otros una decisión: a veces es más fácil renunciar y dejarse guiar por la opinión de un experto, un familiar o un amigo.
- Compararnos menos con los demás: el mal hábito de mirar lo que tienen otros suele causar deseos de tener más, debido a razones de prestigio social, avaricia, afán de poseer. Al tomar una decisión, debemos prestar atención a los aspectos positivos, en lugar de fijarnos en los negativos.
- Limitar el número de opciones: si vamos a comprar busquemos sólo en 2-3 tiendas, o limitemos a un máximo de tres el número de productos/servicios a comparar.
Te invito a ver la charla de Barry Schwartz sobre la paradoja de la elección aquí
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